De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria. De: La Frikipedia, la enciclopedia extremadamente seria.
«Esta chica no es de Figar»
~ Paco, empleado de OSSA
«Esperanza solo hay una y a ti te encontré en Lacalle»
«Lucía esputa... unos gargajos preocupantes»
~ Dr. Martín-Lugones, médico del Sistema Público de Salud, en una visita de inauguración a un Hospital de la Comunidad de Madrid que aun no se ha abierto
De Lucía (que ya no luce: reluce más que el sol, más que el Jueves Santo y que el día de la Asunción) Figar de Lacalle (la calle Génova, naturalmente) se dice que es política, madrileña y del Partido Popular. Esto la convierte, de facto, en un peligro para la educación pública.
Se ha dicho injustamente que su fulgurante ascenso al poder (a los veintitrés años ya estaba mandando) obedeció simplemente a un currículo que cabía en un post-it y que llevaba pegado en algún lugar secreto de su anatomía. Evidentemente, los comentarios se hicieron sobre todo a raíz de su boda por amor ("Te quiero que te cagash, Charlie", dijo el mismo día de su boda) con Carlos Aragonés, la mano derecha del presidente José María derecha de Aznar, como sabemos, ha habido pocos). La propia Esperanza Aguirre, su mentora, se encargó de atajar todo tipo de comentarios el mismo día del nombramiento: "Los que dicen que no ha hecho nada para ocupar este puesto lo dicen por envidia. Seguro que también a ellos les habría gustado ser Madrina del primer nieto de José María Aznar, Alejandrito, al que por cierto mando un saludito muy grande".
Esperanza Aguirre ha sido desde el primer momento de su vida pública su fuente de inspiración. Sin embargo, medidas tan medidas y, sobre todo, tamaña sabiduría ha sido mimada desde mucho antes de su nacimiento. Hermano de su abuelo fue, por ejemplo, el teniente general Álvaro Lacalle Leloup, cofundador de Fuerza Nueva, miembro supernumerario del Opus Dei y piedra fundamental en la reconstrucción de la Almudena.
De su yayo Gonzalo vienen sus conocimientos en el terreno de la educación, pues no en vano fue alcalde franquista en Vitoria, conteniendo a rojos peligrosos que habían sido maleducados durante la República: más tarde fue recompensada su labor con el cargo de Gobernador del Banco de España. Efectivamente, fue de los que firmaban en los billetes de cien pelas. Y qué decir de su padre, don Alfredo Figar Velasco, otro ilustre pedagogo, dueño de OSSA (Obras Subterráneas), empresa que nuestra heroína habrá heredado junto a sus diez hermanitos, que se montó en el dólar haciendo chapucillas para el AVE y la red de carreteras.
En cualquier caso, fue la tata Carmen de Noriega, la esposa de Gonzalo, la encargada de inculcar los principios que guían su proceder personal y público. Carmen de Noriega ha dado nombre a una fundación cuyo objeto social es compartido por la propia Lucía desde su labor institucional: "Silenciar a Dios va en contra de la naturaleza del ser humano, De que se ha de difundir el mensaje del Evangelio por los principios de la Ley Natural, y que la LIBERTAD auténtica no puede ejercerse apartándose de la Verdad, y de que frente al laicismo imperante que pretende acallar la voz de la iglesia hay que hacer resonar esa voz de forma que sea escuchada y seguida".
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